Pitchfork Music Festival Paris 2012

Si bien la temporada de festivales ya ha terminado y los eventos más importantes de la música vendrán hasta que estemos unos meses ya avanzados en el año, un último bastión ha surgido en Europa para seguir nutriendo a todo aquel que sigue el circuito de festivales musicales. Entre frío, lluvia y una atmósfera un tanto íntima, el Pitchfork Music Festival de París se ha consolidado como uno evento de gran importancia con tan sólo dos ediciones y es que las bandas que han conformado los carteles, estadounidenses e ingleses en su mayoría, han encontrado un escaparate para dejar sonar su música en un ambiente íntimo ante un público francoparlante ávido de música foránea.

Este año, el festival se llevó a cabo durante 3 días con una alineación de bandas que han tenido un año lleno de éxitos en su mayoría. Desde premios, grandes reseñas y excelentes comentarios, las bandas de esta edición han gozado de un 2012 sumamente productivo y generoso, claro, con la ayuda de la omnipresencia de Pitchfork Media, un demonio para unos y un gurú para otros.
Después de crear su propio festival hace unos años en su natal Chicago, Pitchfork decidió llevar la experiencia al viejo continente y particularmente al público francés, que todavía no goza de un festival de magnitudes realmente masivas, cosa que el festival no busca cambiar, porque aceptémoslo, Pitchfork  es la publicación de música independiente por excelencia, competir contra Glastonbury, Rock Werchter o Roskilde no entra y nunca entrará en su agenda.

De regreso a lo que nos interesa. El festival tiene lugar en el precioso y gigantesco Parc de la Villete, un área verde cerca del centro de París que funciona como una ciudad de las ciencias, con algunos pabellones, centro de exposiciones, jardines y todo tipo de atracciones para chicos y grandes por igual. En el parque, podemos encontrar el Grand Halle de la Villete, un pabellón más o menos grande que fue concebido como un matadero y bodega hace más de 100 años, y que ahora, está dedicado a alberga todo tipo de eventos culturales y artísticos, entre ellos, el Pitchfork Music Festival de la ciudad.

Desafortunadamente, he podido asistir solamente al segundo día de actividades, el viernes 2 de noviembre y el siguiente recuento narra de manera general todo lo ocurrido en el festival, más un poco de lo que pude encontrar dentro. Comencemos.

Lo primero que uno se topa al llegar, es el área de alimentos del festival. Siguiendo la filosofía independiente y alternativa de Pitchfork, los puestos de comida se alejan de la producción masiva de hamburguesas y tacos y se orientan hacia un trabajo más delicado de comida artesanal que van desde la mexicana (supuestamente vendían elotes y carnitas), un panecito recién horneado, un vaso de chocolate caliente y hasta comida vegetariana para los quisquillosos. Sólo un detalle, para poder comprar cualquier alimento, es necesario cambiar tu dinero por una serie de tokens que más tarde se intercambian por estos. 

Un pasillo adornado con parafernalia de Pitchfork y con varias hojas pegadas en algunas paredes informando a todos de los horarios del día, nos conduce a más coloridos puestos en donde encontramos un bar acondicionado como establo patrocinado por Heineken, una serie de baños portátiles y algunas cabinas fotográficas de antaño para todos aquellos que sólo vienen a pasar un buen rato dejando la música en un segundo plano.

Al entrar al pabellón, una oscuridad y una pretendida calma nos recibe. El pabellón tiene una buena extensión a lo largo, serán quizá unos 200 metros de un extremo a otro. En cada uno, encontramos un escenario, uno más que grande que el otro. Justo en el medio, un puesto de intercambio de tokens y dos bares más sirven como el punto de reunión de la noche, vigilados eternamente por dos grandes bolas disco colgadas en lo alto.

Caminando un poco más, nos topamos con la parte más interesante del festival. Primero, tenemos un puesto patrocinado por Rough Trade, una de las disqueras independientes más importantes del Reino Unido, que ofrece los discos indie más importantes del momento y de casi todas las bandas que estarán presentes en el festival. Complementado también por gran parte de la discografía de las bandas, la tienda ambulante resulta un agasajo para los melómanos. Desde playeras de la disquera y de las bandas hasta todo tipo de parafernalia, Pitchfork nos tienta a gastar más dinero del que teníamos presupuestado antes de venir. Pasando por otros puestos de menor tamaño que realmente sólo promocionan otras pequeñas empresas, seguimos caminando hacia el otro lado del pabellón.

Otra de las propuestas interesantes del Pitchfork es el mercado artesanal de todo tipo de accesorios, adornos, ropa y demás artículos. En este, podemos encontrar ropa, collares, postales, bolsas, zapatos y gran cantidad de productos de diseñadores alternativos que han traídos sus creaciones al festival para venderlas, claro está, a precios realmente desorbitantes. ¿Un collar por € 50? No, gracias.

Habiendo ya descrito un poco al festival, vayamos de lleno a la música. 10 bandas fueron las invitadas este día al festival. Debo decir que estuve presente en cada uno de los shows pero sólo a 5 les puse la atención debida y correspondiente.

Todo comenzó cerca de las 17:00 hrs. con una banda llamada Outfit, que sinceramente desconocía hasta ese momento. No estuvo mal pero nada del otro mundo, un puñado de gente los vitoreó por momentos y parece que la banda se llevó un buen sabor de boca. Sin duda, éste es uno de los ejemplos de cómo Pitchfork intenta integrar algunas bandas realmente sin ningún tipo de innovación a su fiel público. Ratking, un conjunto de hip hop a la Odd Future, fue el acto siguiente. Integrado por 2 MC's y dos DJ's, el grupo tuvo un poco más de respuesta pero rápidamente se diluyó entre trilladas rimas y escasa presencia en el escenario.

Antes de continuar, es preciso decir que cuando terminaba una presentación, inmediatamente después comenzaba la siguiente en el escenario opuesto y así sucesivamente hasta el final del día. Las bandas y artistas iban tocando desde 30 min para los actos de menor pero, 40 minutos a una hora para los de en medio y sólo el último acto tocó cerca de 90 min.

La siguiente presentación sí merecía de toda mi atención. Jessie Ware, una apuesta de Pitchfork para convertirse en la Adele del mundo alternativo, vislumbró con su presencia y con una buena cantidad de seguidores que no querían perderse de ningún movimiento de la cantante inglesa. Armada con una banda que estaba conformada por una guitarra, un bajo, una batería y unos sintetizadores, Ware se mostró en todo momento feliz, segura de sí misma y con una sensualidad que realmente dejaba la boca abierta. La recién pérdida del ¿preciado? Mercury Prize a manos de Alt-J no pareció haber perturbado a Ware nunca, su constante acercamiento con el público y una sonrisa siempre en el rostro, daban cuenta de ello.

"Devotion", su álbum debut, resulta toda una delicia en vivo. Ejecutado a la perfección por su banda de apoyo y presentando temas como "Wildest Moments", "Devotion" y "Night Light", Ware fue sin duda uno de los mejores actos de la noche.

Más tarde, la inglesa fue al puesto de Rough Trade a firmar unos cuantos discos y tomarse fotos con sus fanáticos, siendo la única en hacer esto al menos en este día de actividades. Igualmente, Ware se mostró radiante y hasta pidió disculpas por haber llegado un par de minutos tardes, cosa que obviamente todos le perdonaron sólo por el hecho de estar ahí.

Wild Nothing siguió a continuación. Otros de los protegidos por Pitchfork, la banda hizo un buen trabajo presentando su dream pop lleno de guitarras que complació a sus seguidores. A decir verdad, no le presté la atención debida a esta banda así que sigamos adelante.

Aunque estaba lejos, The Tallest Man On Earth sonaba muy bien. Con un público realmente nutrido y con grandes ovaciones, Kristian Matsson saltó al escenario solamente con su guitarra en mano para sentarse en una silla justo en el centro del mismo y tocar bellas melodías acústicas por cerca de 40 minutos. Aunque nunca había escuchado realmente la propuesta del sueco, el público parecía que se encontraba con el ídolo de toda su vida. La conexión que tuvo con el público fue una de las más contundentes del día y seguro le hizo la noche a más de uno.

The Walkmen fue el siguiente acto al que le puse la atención debida. El quinteto estadounidense se presentó ante un público ya con un mayo número que los esperaba ansiosamente. Aunque ya había tenido la oportunidad de verlos en el Lollapalooza de hace unos años, la banda suena mucho mejor en un lugar cerrado. Sus guitarras realmente quedan concentradas y en ningún momento se dispersaron, siempre manteniendo al público atento y hasta haciendo bailar a uno que otro por ahí.

Como un montaña rusa el show de la banda tuvo momentos llenos de energía como con "The Rat", otros inyectados de una nostalgia contagiosa como con "Heaven" y unos más realmente emotivos tal y como la banda demostró con "We Can't Be Beat". Aunque con una muy buena presentación en términos generales, por momentos las guitarras sobrepasaban la voz de Leithauser dejándolo un poco en segundo plano hasta que ésta tenía que esforzarse más gritando en ocasiones que aún así, lograba sacar adelante. A decir verdad, The Walkmen realmente me sorprendió.

Chromatics era una de las bandas que mayor expectación causaba y es que el público se movilizó de manera inmediata terminado el show de The Walkmen. Mezclando un poco de italo disco y synth pop, los estadounidenses liderados por Ruth Radelet pusieron a bailar a todos de manera inmediata con "Tick Of The Clock" y su sensual beat. Con gran recibimiento, Chromatics siguió inundando el recinto con más temas cargados de sensualidad y oscuridad por igual como "Kill For Love" y "Looking For Love". Contrario a lo que pensaba, Chromatics es realmente una banda muy bien armada para sus presentaciones en vivo y gozan de una habilidad de impregnar sus melancólicos temas de un ritmo que te hacer mover el cuerpo de manera inevitable. Aunque su presentación pareció terminar de manera súbita con el cover de Neil Young "Into The Black", Chromatics se llevó los aplausos de todos.

Uno de los platos fuertes de la noche vino a continuación. Robyn logró atraer una gran masa de gente que ya la esperaba con un muy buen ánimo y toda la energía disponible. Tras una breve espera, las luces se fueron y dos grandes rehiletes mecánicos en la parte trasera del escenario se encendieron mientras la banda, dos bateristas y dos tipos encargados de las secuencias, entraron para darle la bienvenida a la diva del pop europeo con "We Dance To The Beat" y el incesante júbilo del público.


Vestida en una falda roja, que se subía a todo momento, y una chamarra que más tarde se desprendió de  ella, Robyn engloba todo lo que cantantes como Britney Spears o Katy Perry nunca podrán ser, talento,  presencia y una cara bonita, ¿por qué no?

Con una banda siempre exacta a cada momento y generando beats que hacían retumbar todos los cristales del pabellón, Robyn demostró también por que es la reina del pop europeo. Sus improvisas mino coreografías con esos exóticos pasos de baile hacen que su presentación se vuelva realmente un agasajo. Aunque su voz no es lo que podría llamarse prodigiosa, cumple muy bien al integrarse con esta música bailable y llena de intensidad.

Con más de sus éxitos como "Call Your Girlfriend" y "Fembot", el set también incluyó algunos covers como "Cobrastyle", de los Teddybears, y "The Girl And The Robot", aquella colaboración con Röyksopp que su banda ejecutó excelsamente.

Robyn para siempre, es todo lo que puedo decir.

Cerca del final de la noche, Fuck Buttons y su noise post-rock llenaron todo el pabellón de su sonido un tanto ensordecedor que realmente no aprecie y por estar ya enclavado en el escenario principal esperando al acto principal de este segundo día del festival.

Con su inconfundible escenario que ahora integra unos inflables en forma de dientes gigantes y unos tentáculos psicodélicos, Animal Collective salió para presentarse a todos los que quedaban todavía en el festival poco después de la media noche.

¿Qué se puede decir de esta banda? Sencillamente, Avey Tare, Geologist, Panda Bear y Deakin son unos maestros de una intrincada mescolanza de géneros que logran ejecutar íntegramente en sus presentaciones en vivo, que van desde los sonidos más bizarros hasta pegajosas líneas de secuencias que nos hacen bailar hasta el final.


Con un juego de luces fundidos de una excelente manera con sus inflables, los oriundos de Baltimore muestran habilidad y su prodigiosa capacidad para formar capas de sonidos tan densas como amigables para todos. Es grandioso ver cómo las capas de van armando una a una durante cada uno de los temas.

Ver en vivo a Animal Collective es como escuchar tres o 4 grandes canciones divididas en varios segmentos. Prácticamente, el sonido no termina más que en unas muy contadas ocasiones.

Los momentos más ligeros del concierto los pudimos ver en temas como "Rosie Oh", "Today's Supernatural" (que es tremendamente poderosa en vivo), "Honeycomb" y "Lion A Coma". Quizá la parte más bailable del show. En momentos como cuando escuchamos "Brother Sport", "Pulleys" o "Wide Eyed", todo se vuelve denso de manera inmediata y es preciso poner atención a cada uno de los sonidos que la banda emana. Después, están "Peacebone" y "My Girls" que realmente son los momentos cumbre de su presentación, por mucho. El público se vio en todo momento enloquecido y hasta hipnotizado por lo que tenía ante sí.

Creo que es todo lo que puedo decir sobre esta banda, las palabras no bastan para poder describir lo interesante que resultan las presentaciones de Animal Collective.

Terminado el día de actividades, tengo algunas conclusiones. El Pitchfork Music Festival de París es en verdad una gran opción musical que tiene toda la esencia de la música independiente y nos da la posibilidad de ver bandas tan distintas pero con algo muy arraigado en ellas, la capacidad de hacer y distribuir su música de una manera no tan masiva, sino más estratificada. Por supuesto, será muy difícil ver a alguna banda con una mala nota de Pitchfork alguna vez en sus escenarios.

Sin más, recomiendo ampliamente esta experiencia musical "europea"¿o a gringada? Sean ustedes los mismo jueces.

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